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domingo, 12 de mayo de 2013

La Rosa Bar

Ronda de Atocha, 30
Metro: Embajadores (Línea 3)
Botellín: 1,30€ (Mahou). Grifo de Mahou
Tapa: Canapé de tortilla con la primera caña. Luego empeora... aceitunas, jamón serrano malo, salchichón, chorizo...
Especialidades: Inequivocamente la tortilla de patata. El pincho y el bocata de tortilla cuestan 3€.


Seguimos tortilleando en Tabernomaquia. Si hace unas semanas nos rendíamos a las exuberantes tortillas de Casa Paco, ahora le toca el turno a una de las tortillas más aplaudidas y consolidadas de la zona centro. Hablamos de la jugosa, esponjosa y macilenta tortilla de patata de La Rosa, en la Ronda de Atocha, en los confines de Lavapiés, donde el barrio deja de oler a curry. Bar familiar en el que, a base de trabajar juntos, los hijos se parecen cada vez más a los padres, los padres a los hijos e incluso, lo más difícil, los cónyuges entre sí. Puede que llegue un día en que crea que me está atendiendo la oveja Dolly. 

De momento quien tira las cañas, charla con la parroquia, sirve cafés  y atiende al personal con una cordialidad franca y campechana como a poca gente he visto en hostelería, es  la mujer-orquesta. Puede que se llame Rosa, Tere o María pero tiene cara de Anacleta. El marido se esconde tras la plancha, quizá porque cocina mejor o porque sabe de la pericia tras la barra de las mujeres de la casa. 
En cualquier caso, ahí están dando el callo desde que el día despunta a la dura jornada de taxistas, barrenderos y algún que otro vampiro que no encuentra refugio a una claridad letal, hasta que el día fenece en una oscuridad tan sólo violada por los hostiles focos del Circo Price. El local, tan modesto como acogedor da cabida a una clientela dispar y nada arquetípica, que va desde los que se aburren de las teterías bolywoodienses de Ave María y alrededores,  pasando por una visita al Reina Sofía con repostaje, y acabando con la furiosa invasión de la infantería de los Salesianos de Atocha que, entre graznidos de adolescencia  y algún que otro conato masturbatorio, comparten una mesa entre 35. 


 Todos quieren el canapé de tortilla que suele caer, como aperitivo, con la primera consumición y que tanta fama ha adquirido allende fronteras. Siendo sincero hay tortillas mejores, pero también muchas otras peores. Digamos que es un 7 en una escala del cero al diez. El secreto es, sin duda, su porosidad, seguramente conseguida a base de levadura o una pizca de bicarbonato. Pero eso nunca lo sabremos. La putada es que, al margen de la tortilla, el resto de tapas se limitan a embutidos carentes de atractivo o a aceitunas Serpis que esperan ser adoptadas por alguien. Por eso, normalmente, me pido un cacharro, me como la tortilla y me voy más feliz que una lombriz. En los bares hay que aprender a desenvolverse, hay que saber qué se debe pedir, que aperitivos ponen, cuántas cañas hay que tomar... todo ello para optimizar esta sabia profesión que es dejarse dinero y salud en busca del santo grial... un grial de cinco estrellas.


Arnyfront78

2 comentarios:

  1. Oti, Anacleta se llama Oti y el marido, Domingo pero todos le llaman Luis. Son gallegos y trabajan mas que las mulas.
    Mi tortilla favorita de mi barrio de Lavapies. Y mi escondite con la cuadrilla durante la Universidad y siguientes.
    Me gusta tu desparpajo, te leo

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    Respuestas
    1. Pues un afectuoso saludo a Oti y a Domingo desde las tabernarias sombras.
      Y para ti, Noemí... muchas gracias por seguirnos y un abrazo.

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