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martes, 1 de octubre de 2013

Taberna Almería

C/ de las Aguas, 9
Metro: La Latina (línea 5)
Caña (corta): 1€ (Amstel)
Tapa: canapé de rollito de york relleno de Philadelphia, sandwich de ensaladilla con sombrero de york, canapé de chorizo, patata asada con Philadelphia, jamón... Pidiendo una doble hay aperitivo doble.
Especialidades: Tostas (a 3€), magro ibérico con tomate, lacón con pimientos, callos con chorizo, carrillada de ternera, tabla de ibéricos...





Hasta hace aproximadamente un lustro ignoraba que en la calle de las Aguas hubiera un pequeño teatro que da cabida a representaciones modestas y extravagantes, afortunadamente ejecutadas a pesar de un presupuesto enjuto, sacadas adelante gracias al empeño de una gestión lúcida y al desinterés crematístico de quienes actúan. Allí no he visto ninguna función, no me gusta el teatro; pero me fío de las opiniones ajenas que transmiten credibilidad. Una de esas opiniones es la de mi compinche PQ, al que fuimos a buscar a la puerta del teatro un día de invierno de hace cinco años. 
 
Puede que, por aquel entonces, la Taberna Almería ya estuviese enfrente de la sala pero no reparamos en ella. En la fiesta antigua los campos de batalla no eran tan amables. Una vez reagrupados fuimos a coger el coche, un Astra Merit al que en un año  y medio en mi poder le di peor vida que la que le da Charlie Sheen a su tocha. Pero algún mamoncete de los que aparcan en doble fila y se desentienden del coche para ir a tomar cañas o incluso para irse a dormir a casa nos impedía salir. Íbamos lo suficientemente cocidos como para no esperar a la grúa, así que cruzamos el coche en la Carrera de San Francisco y allí lo dejamos. Me hubiera gustado ver la cara de desconcierto del figura al ver su coche en mitad de la calle, pero la noche nos esperaba. Creo que acabamos intentando sacar un sofá por la puerta trasera del ContraClub, pero esa es otra película.

Tabernas Almería en Madrid hay dos: la mencionada en la calle de las aguas y otra situada en la calle Ferrocarril, en pleno barrio de Delicias. Yo sólo he estado en la primera y he de reconocer que supuso una grata sorpresa toparme con un sitio en La Latina en el que pribar y zampar parecen tareas más importantes que hacer amistades genitales. Es uno de los pocos de la zona que no sólo recibe el goteo incesante de lamelibranquios nocturnos y domingueros de rastro sino que durante toda la semana conserva una fiel cartera de feligreses que a fuerza de compartir espacio, tertulia y chatos han aprendido a afectarse entre sí. 
 
Parte de la responsabilidad (por no decir toda) de que la Taberna Almería sea una gran familia, que parece aceptar a todo aquel que aprenda a aparcar en casa sus miserias inconfesables, se debe a quienes dan de beber. Son gente campechana, cordial y espabilada, que actúa en esa distancia tan exigua que hay entre la complicidad y el abuso, que sabe que en un bar el protagonismo recae en la embriaguez. También el escenario y la comida ayudan. La disposición del bar comprende dos plantas. La de arriba donde están la barra, los taburetes y los clientes que beben de pie  porque tienen prisa o porque quieren dar palique al personal y la de abajo, una pieza íntima, soterrada y húmeda donde las parejas más osadas pueden practicar braille mientras le dan al magro con tomate. La decoración es correcta, gratamente comedida para lo que suelen ser las tabernas tradicionales tendentes a un abigarramiento costumbrista y grotesco. 

No deja de haber horteradas de manual aunque tolerables como colgar embutidos, bufandas de la Ponferradina, astas de cérvidos y un poster de la temporada 2002-03 del Real Madrid en el que destaca el prominente hueso frontal del primer australopithecus que ha jugado en primera división: Fernando Hierro. La notable limpieza, los azulejos aportuguesados y el precio de las cañas (1€) con un aperitivo correcto compensan los desconchones de las paredes (sobre todo en el angosto pasillo que conduce al retrete), el topicazo del índalo y las mamarrachadas de algún que otro alborotador que vocifera opiniones que a nadie parecen importar. 

Siempre conviene evitar las horas puntas y fines de semana. El sitio gana vacío. Y sin duda alguna las tostas, raciones y cazuelas son una buena elección (muy bien elaboradas) aunque en algunas racaneen en cantidad. 
Es uno de los pocos bares de La Latina donde no se practica el canibalismo. Es de agradecer.



Arnyfront78

1 comentario:

  1. Después de leerte mucho, Arnyfront, no me puedo creer que alguien que escribe "desinterés crematístico" o "trasunto del gordo que revienta en El Sentido de la Vida" no le guste el teatro. Porque desde luego, el futbol te pega entre poco y cero... ¿Harás maquetas además de devorar libros y pelis? Cervezas, libros y pelis son bastante entretenimiento...
    Espero que no dediques tus horas de buena prosa a perderlas delante de un ordenador oficinista. Si es el caso, mata el tiempo con el blog :)

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