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martes, 10 de junio de 2014

Cafetería HD

C/ Guzmán el Bueno, 67
Metro: Islas Filipinas (Línea 7)
Tercios (no hay botellín): 2,40€ (Amstel); 2,80€ (Heineken)
Doble (no hay caña): 2,00€ (Amstel); 3,10€ (Paulaner)
 

Especialidades: hamburguesas (chesseburger, eggburger, grandburger, italiana, francesa y mexicana), sandwiches (vegetal, de salmón marinado y el Club HD), perrito con guacamole y ceboll frita, bocata de porchetta, el pepito chesse, rolls, ensaladas (HD, césar, verano rojo, espinaca baby y con aguacate), salmón marinado y pez mantequilla a la plancha, entrecote de buey, croquetas de pollo y de langostinos, aros de cebolla, nachos con guacamole y cheddar, dips de mozzarela, brownie, flan de queso, tarta de manzana con helado de Mascarpone.... e innumerables de cocktails, combinados, gin tonics, vermuts y cervezas.











Además de High definition y de "hijo de...", HD es también una de las muchas hamburgueserías madrileñas que se han puesto de moda entre los foodies. Celebramos esta tendencia, siempre y cuando, la hamburguesa no renuncie a seguir siendo la referencia gastronómica por excelencia de la cultura proletaria occidental para devenir en otro icono más que la cultura pop debilita. 

La hamburguesa no deja de ser carne entre panes a la que se echa toda clase de viandas, salsas y mejunjes que la hacen jugosa y suculenta. Dos indicios evidentes de una hamburguesa orgiástica son que chorree al apretarla y que de forma insistente puedas volver a masticarla en plena digestión. De lo contrario, puede que esté buena pero no tiene tanta gracia. 
El grupo hostelero La Musa tiene dos locales más en el downtown especializados en platos pequeños y cuadrados. ¿Están en Entrevías o en el Barrio de La Uva?... frío, frío... sitios tan guays sólo pueden estar en Malasaña o en La Latina o, como en este caso, en ambos sitios. Para hablar de La Musa y La Remusa (o como coño se llame el que está en la plaza de la Paja) ya están los "New Kids on the Blogs" de turno. 

Nosotros nos vamos a referir al tercero en discordia que no es otro que ese rumboso retro-bar de la calle Guzmán el Bueno célebre por sus Whoppers gourmet. La fórmula de su éxito incuestionable recae principalmente en sus magras y lozanas burgers, pero parte indudable también la tiene el escenario, ya que han preservado lo mejor de la vieja cafetería fundada en 1962 para convertirla en un abstruso museo de cómo habría sido una cafetería castiza en Malibú. Ese revoltijo entre coctelería californiana de finales de los 60 y bareto de carajillo tiene su aquel. Al entrar no sabes si te vas a encontrar con Robert Stack o con El Dioni. En esa conbinación basada en acicalar lo preexistente y en agregar ripios con sutileza, no hay cartón pero sí bastante trampa, ya que todo está milimétricamente compuesto para obtener esa peculiar atmósfera kitsch. 

Supongo que haber conservado intactas las paredes revestidas de madera, la luz de puti de Blade runner y el reservado con tresillo y televisor digno del casino de un pueblo de Albacete responde más a una estrategia empresarial astuta y deshonesta que al empeño por conservar nuestro patrimonio tabernario. Pero visto el buen resultado, eso es irrelevante. El pedrisco de música ochentera que suena sin cesar, también facilita la regresión a ese pasado glamuroso que nunca existió. La elección de hits es sumamente estimulante para comerse una burger. "Step back in time" de Kylie, "Self control" de Laura Branigan... incluso en un momento determinado sonó "Touch me, touch me, I wanna feel your body" de Samantha Fox y no sabía si pedir otra birra o sacarme el pene para que se acabara las patatas. 

La oferta de la carta es variada en fast-food de 18 quilates y, lo más importante, abrumadora en lo que a priba se refiere  (infinidad de marcas de cervezas, ginebras, whiskies, etc...) Es verdad que la hamburguesa no es un regalo. Su precio oscila entre los 7€ de la básica y los 10,60€ de la mexicana y la francesa. Tienen el "detalle" de acompañar las hamburguesas gourmet (las más caras) con papas fritas y pepinillos y las otras (las baratas que no son baratas) con una mousse de aire. No es tanto un agravio comparativo como un gesto cutre. ¿Qué cuesta acompañar todas las hamburguesas con patatas?, ¿es que estamos en la Irlanda de 1846?. 

Es verdad que puedes pedir complementos, pero cuando te sientas a comer lo último que quieres (yo por lo menos), es tener que diseñar la comida como si fuese un jodido dormitorio del IKEA. Al menos la burger venía ensamblada, no como en algunas franquicias en donde te la encasquetan desguazada. 

Hay gran número de críticas que circulan por la red. Muchas aseguran que son de las mejores hamburguesas que se pueden comer actualmente en la ciudad. Yo no soy tan osado, no he comido tantas como para contrastarlas, pero parece que la carne (que al final supone el 90% del éxito de una hamburguesa) es de calidad. Otro argumento a favor del HD es el servicio. La plantilla de camareros/as está compuesta por varios chavales jóvenes que atienden las comandas con sobrio desparpajo. 

Resulta extenuante ir a esas hamburgueserías de Malasaña que suelen estar atendidas por estudiantes de bellas artes, actores de cortometrajes o viejas gloria que desfilaron para David Delfín; todos  ellos sumidos en el tormento de lo que podrían llegar a ser o en el de lo que ya nunca serán. Aquí desde el doble oficial de Xavi Hernández que nos dio mesa, hasta una chica bien maja que representa con orgullo el privilegio de ser de Puerta del Ángel, nos confirmaron que la chavalería sigue siendo lo menos podrido de esta sociedad forjada a base de madurez y mala hostia. 

Hamburguesa + bebida + entrante + postre = 25€ mínimo. ¿merece la pena?... pregúntaselo a tu IBAN. 

"Que la inspiración nos pille comiendo"... reza el lema de estos fenómenos. Toda una declaración de principios... si no que se lo pregunten a Tory Lane.



Arnyfront78

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Madrid, Madrid
Vuelve la afamada fórmula de alcohoy y literatura como guía chusca del Madrid contemporáneo