C/ Azcona, 46
Metro: Diego de León (líneas 4,5 y 6)
Caña (no hay botellín): 1,70€ (Cruzcampo)
Tapas: canapeses gourmet, alitas de pollo, rabo de toro...
Tapas: canapeses gourmet, alitas de pollo, rabo de toro...
Especialidades:
Pulpo a la gallega, ensalada de jamón ibérico y de jamón de pato,
ensalada de tomate raff con lomos de atún, arroz con bogavante,
entrecotte de buey gallego, hamburguesa de carne de kobe, lomo de atún
rojo a la plancha con guarnición de verduras, vieiras con jamón,
carabineros a la plancha, corzo a la plancha con salsa de grosellas y
compota de manzana, pluma ibérica con queso de cabra y salsa teriyaki,
parrillada de mariscos, lomo de lubina confitada con pimienta sichuan y
risoto de hongos, salmón relleno de merluza al cava, ventresca de bonito
a la bilbaína, medallones de solomillo al cabrales, filoas rellenas de
crema de queso, milhojas de crema y nata, biscuit de almendras y miel al
licor de cacao, parfait de chocolate blanco...
Hace
unos días fuimos a dar una vuelta por el barrio en el que, durante un
par de años, mi chica compartió piso con dos amiguetes. Yo me acoplé a
mitad de viaje en lo que fue una convivencia de media jornada. Guardo
buenos recuerdos de aquella casa y de ese carismático barrio que es La
Guindalera. Este hermoso patito feo del distrito de Salamanca acaba
camelando, como una ajada y cautivadora mujer centenaria, a quienes
dejan que sus múltiples encantos penetren en el torrente sanguíneo.
Ya
sea por el climax chusco-taurino de los bares que rodean Las Ventas, por
las singulares casas del "Madrid moderno" de las calles Roma y
Castelar, por la cartera de afterworkers
que castigan nómina e hígado en las barras de la calle Cartagenta, por
las bienintencionadas e ingenuas iniciativas de la asamblea del barrio,
por los desayunos con botellín y tortilla paisana de Juanito (junto al
teatro de La Guindalera), por comprar en el mercado de la plaza o por
agonizar en un puti con dos peruanas sin piños... podríamos decir que
todo (incluido el rabo) es de buen toro. Para un chaval de barrio como
yo es reconfortante toparse con un reducto vecinal orgulloso de su
identidad diferenciada en el distrito más casposo y clasista de Madrid.
Guindalera es un barrio obrero (no proletario) y aun así parece una
aldea gala asediada por momias con visones, Marhuendas con pelo graso y
niños grimosos uniformados de escolapios.
Caminando por Ardemans, Pilar
de Zaragoza y Martinez Izquierdo presenciamos la sangría de comercios
cerrados, los "se alquila" o/y "se traspasa" y los flamantes escaparates
de negocios recién abiertos que no verán el invierno. Advertimos el
barrio igual de sucio y descuidado que hace tres años. Sin embargo la
evidente dejación de mantenimiento y conservación de sus espacios
públicos por parte del consistorio (tan visible como en el resto de
barrios humildes del otro lado de la M-30) puede que lo haya
embellecido; puede que sea el decadente y poético prólogo al proceso de
descomposición de las ciudades que describe Sartre en La Nausea:
"La vegetación se ha arrastrado kilómetros enteros en dirección a las
ciudades. Aguarda. Cuando la ciudad esté muerta, la vegetación invadirá,
trepará por las piedras, las estrechará, las hará estallar con sus
largas pinzas negras; cegará los agujeros y dejará colgar por todas
partes sus patas verdes. Hay que quedarse en las ciudades mientras estén
vivas".
Pero
no todo es andar, así que bajamos por Azcona y paramos en Los Montes de
Galicia para echar un trago. Aquí tampoco ha cambiado nada,
probablemente porque no hay nada que cambiar. Los salones con estucos y
arcos, la mezcla de piedra y madera y el predominio de mesura en el
atrezzo dirigen el interés de los visitantes a la comida que hay en el
plato... sin distracciones ni añagazas. Eso sí, por mucho que la comida
sea buena y esté ajustada atendiendo a la calidad de los productos (unos
50 euros por barba), se han propuesto que la caña acabe siendo más cara
que el solomillo a la parrilla. En dos años ha pasado de un precio
abusivo para su tamaño (1,50€) a un precio intolerable (1,70€), en un
claro envite a la crisis de los demás. Por contra están todo el día
promocionándose en la radio y anunciando descuentos, packs y
tarifas planas para atraer a manadas hambrientas; por lo que resulta
bastante desconcertante tal esquizofrenia. Así que a nosotros nos han
jodido bien, ya que somos más de comer bebiendo que de zampar rugiendo.
De ahora en adelante, cuando volvamos, por lo que consideramos también
nuestro barrio... "una y no más, santo Tomás" en los Montes, por más que
preparen unos aperitivos excepcionales (canapeses esmeradamente
elaborados).
Para finalizar quiero honrar el trabajo de ese camarero
veterano, con regate de brasileño (de los brasileños de antes no de los
aizkolaris de Escolari) y diestra mano para tirar cañas que presume con
orgullo ser del Barrio del Pilar. Enseguida sabréis quién es porque
cada vez es menos habitual encontrar profesionales capaces de
compatibilizar maestría y simpatía. Es un claro ejemplo de que para ser
buen camarero en Madrid no es necesario escupir en los platos.
Arnyfront78
Arnyfront78
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